Hoy nos vamos a un destartalado bar con encanto, inspirado en la elegancia marchita de los cafés del siglo XIX en Bombay. Os adelanto que hay que mirarlo con cariño y detenimiento, ya que a primera vista transmite ese inconfundible encanto del que os hablo.
El local cuenta con detalles decorativos curiosos que os harán disfrutar. Tanto la fachada de acceso como parte del interior están revestidas con palets pintados en tonos naranja, amarillo y blanco. Las lamas de madera se disponen de forma decorativa, tanto en horizontal como en ángulo de 45°. La colocación de los cuadros, incluso en el techo, resulta muy divertida y acorde con el ambiente único del restaurante.
Una vez dentro, el color nos envuelve por doquier: mosaicos vibrantes en el suelo y en las paredes, una barra repleta de un arcoíris de refrescos y sillas clásicas restauradas en tonos alegres como turquesa, rosa, amarillo y verde.
¿Qué os parece? ¿No es divertido?
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